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Leila en la perrera |
En ese lugar perdido, frío, cemento y tablas de madera que se pudren a
manguerazos, pollo crudo en el suelo, mezclado con heces y orina. En ese
lugar que tú y yo pagamos, se apagaba Leila. Gracias a los compañeros
de Coidaocan y Luna Perrines, ha podido salir del infierno. Nosotros
tuvimos el honor de acogerla y transportarla hasta su nueva acogida,
porque Leila está en adopción, necesita ya una familia, ya un final
feliz. Y nuestra obligación es terminar con esos antros denominados
perreras y, mientras, no nos cuesta nada viajar con un animal de la
perrera a la vida.
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Leila, ya bañada, a punto de salir para la protectora |
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