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Fotografía de Pro Animales Carballiño |
Esto es la perrera. La perrera que pagamos con nuestro dinero. Esparcida
por el suelo, compartiendo espacio con heces y orina, la única comida
que los perros reciben: pollo crudo. Su cama es la madera dura, la
humedad insana, los manguerazos. Campos de extermino en el quinto pinto
donde tan solo el voluntariado difunde a los desgraciados que caen allí.
Y los responsables no hacen más que ponerles pegas. Una mierda les
importa la vida de estos perros. Solo un recinto do
nde
tenerlos cerrados, malcomidos, con una atención veterinaria mucho más
que cuestionable. Lo único que les importa es mandarte un lacero si
llamas porque te has encontrado un perro abandonado. Lo único que les
importa es tu voto para seguir calentando sillón. ¿El destino de los
perros? Ellos no votan. Los dos perros de la foto son Tino y Lalo.
Fueron dejados en la perrera por su dueño. Porque puede, porque son
viejos, porque no sirven, porque se ha cansado. Los tira como basura y
aquí no pasa nada. Los condena a muerte. Una muerte atroz. Y tan
tranquilo sin conciencia se acostará a dormir. Y tan tranquilo el que
manda le ha "resuelto" el problema. Y él vota. Tino, el de delante, ha
muerto. Lo han cosido a dentadas sus compañeros de encierro. Perros
confinados la vida en un espacio reducido. Se matan. Se matan y a nadie
le importa. A nadie le duele el miedo, el dolor de los dientes
clavándose, los ladridos, los gritos intentando aferrarse a la vida, la
sangre mezclándose con carne y mierda. Perros solos todas las tardes,
los domingos, los festivos. Y nos queda Lalo, el de detrás, un viejito
que ha visto morir a su compañero, que tiene miedo, el olor a miedo
capaz de desencadenar un nuevo ataque. Corre peligro. Una vida de
mierda, el abandono, la muerte de su único referente en la perrera, el
miedo, la soledad, la vejez. A Lalo hay que sacarlo ya. Que no se nos
muera dentro. Por favor, rogamos acogida o adopción. El tiempo corre en
su contra.
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