Jueves
Santo. Muchos rezan a su dios, nosotros rezamos para que no hayas sido
tan cabrón como para dejarte a tu perro en la cuneta estas vacaciones. O
a tu gato. Muchos dicen que nunca se han encontrado con un animal
abandonado. Probablemente porque, oh magia, los animales abandonados se
convierten, también, en invisibles. No lo has visto pero él te ha visto a
ti. Los que recogemos animales no somos
seres especiales. No puede (o no debe) ser especial hacer lo correcto.
Ayudar a quien lo necesita sin importar especie. Por favor, si te
encuentras con ese animal que busca tu mirada, que maúlla famélico
alrededor de tus piernas, que, desorientado, vaga bajo el sol, que grita
desesperado desde el interior de un contenedor, que acaban de
atropellar sobre el asfalto y nadie para, que espera su coche
olisqueando todos los de la gasolinera..., no lo dudes, échale una pata.
Todos y todas podemos. Tú puedes hacerlo. La diferencia entre la vida y
la muerte. Eh, aquí, mírame...
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