martes, 14 de junio de 2016

La perrera o la vida

Leila en la perrera
En ese lugar perdido, frío, cemento y tablas de madera que se pudren a manguerazos, pollo crudo en el suelo, mezclado con heces y orina. En ese lugar que tú y yo pagamos, se apagaba Leila. Gracias a los compañeros de Coidaocan y Luna Perrines, ha podido salir del infierno. Nosotros tuvimos el honor de acogerla y transportarla hasta su nueva acogida, porque Leila está en adopción, necesita ya una familia, ya un final feliz. Y nuestra obligación es terminar con esos antros denominados perreras y, mientras, no nos cuesta nada viajar con un animal de la perrera a la vida.

Leila, ya bañada, a punto de salir para la protectora














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