viernes, 30 de mayo de 2014

Malos tiempos para los animales

Sí, no tenemos dinero, en lo último en lo que pensamos es en añadir otro gasto. Pero, ¿cuánto cuesta un perro? Nuestros animales se entregan desparasitados interna y externamente, vacunados y esterilizados. El adoptante paga el microchip. Hoy día por poco dinero se compra pienso. La desparasitación externa se hace una vez al mes. La pipeta más grande, para perros de 40 kg, cuesta unos 10 euros. La desparasitación interna es cada tres meses. La pastilla, para 5 kg, cuesta sobre 3 euros. La vacuna es anual, unos 30. Claro que siempre puede haber gastos extra... De acuerdo, no podemos permitirnos un perro. Ni un gato. Pero, ¿por qué no acogemos? Solo se nos pide un hueco, con los gastos corre la protectora. Entonces, repito, ¿por qué no acogemos? Y, ¿de verdad no adoptamos? Si estos cachorros fuesen de raza no estarían aún buscando hogar. Crisis de valores.
Caracas, León, Lupa, Castor y Teca son cinco hermanos nacidos en agosto de 2013 en la calle. Su madre, Yita, fue abandonada. Maltrato, hambre y miedo fueron su compañía. Una superviviente que sacó adelante su camada. Se los estaban comiendo las pulgas cuando los recogimos, con poco más de un mes de vida. Estaban hambrientos. Tenían sarna. Fueron semanas de tratamiento. Todos se recuperaron y Teca fue la primera en ser adoptada. Fue a vivir a un piso en la ciudad. Nos cuentan que es muy buena, obediente y cariñosa. Pero se ve que no fue suficiente. A Teca nos la acaban de devolver, siete meses después de su adopción. Es la más pequeña de la camada, unos 10 kg, peluda, un pelaje tricolor único, juguetona, le encanta correr y se lleva bien con perros y niños. Aún está desubicada, preguntándose por qué, por mucho que le digamos lo buena que es, sus ojos siguen interrogándonos...

Teca, la devolvieron tras siete meses de adopción


Poco después que a su hermana, adoptaron también a Castor. Dicen que es muy cariñoso y tímido. Le asusta la ciudad, no está acostumbrado a ruidos y coches. Al poco tiempo lo devuelven. Lo pasa mal, sus hermanos no lo aceptan bien. Tarda semanas en integrarse en la manada, casi no come y está triste, no se mueve del huequito que ha escogido. Poco a poco se hace inseparable de WiFi, Limón y Morgue, con los que le gusta salir a pasear. Vuelve a ser feliz. Es cariñoso, le gustan los niños, aunque tiene la manía de jugar cogiéndolos con los dientes. Nada que no se corrija con paciencia. Pesa unos 13 kg y es el único que falta por esterilizar. Pasará por quirófano en breve.

Castor tardó en integrarse a su vuelta


La otra chica de la familia es Lupa, una perra preciosa, negra y fuego, por la que, incomprensiblemente, nunca nadie ha preguntado. Pesa sobre 14 kg. Sin problema ni con perros ni con niños. Ni ella ni sus hermanos, León y Caracas, saben lo que es una correa, es decir, no están acostumbrados a la ciudad. Todos los perros pueden aprender, pero necesitan paciencia. Lupa le debe su nombre a lo exploradora que era de pequeña. La primera que se atrevió a salir. Al principio es tímida, luego cariñosa e incluso con carácter con los otros perros, sobre todo si se trata de defender la comida.

La preciosa Lupa


León es un caramelo, un perro dulce de poco más de 12 kg. Es un amor, cariñoso, bueno, precioso, peludo. Una belleza que no entendemos qué hace todavía aquí. Se lleva muy bien con perros, sobre todo con Ray, le encanta jugar con él, y con niños. Eso sí, le encanta robar zapatillas y lo que se tercie. No se puede dejar nada a su alcance. Por lo demás, un ángel con forma de perro.


El guapísimo León

Caracas es el más grandote de la familia, 16 kg. Siempre fue el más independiente, el que menos caso nos hacía a los humanos. Con los otros perros se lleva genial, con niños también. En el fondo, es reservado y le cuesta demostrar cariño aunque, como a todos, le encantan los mimos. Merece la pena darle el tiempo que necesita para sacar a la luz toda su nobleza. Solo busca que lo quieran.

Caracas investigando


Su madre, Yita, también sigue esperando su oportunidad. Nunca habíamos visto a una perra preocuparse de sus cachorros durante tanto tiempo.

Yita, una madraza


Si esta familia fuese de raza... Si quieres ayudar pero no puedes adoptar, difúndelos. Escoge al que más te guste y pon su foto en todas partes, que se entere todo el mundo porque, quien los conoce, los quiere. Gracias.

martes, 27 de mayo de 2014

La madre más orgullosa del mundo

Capitán, así lo encontraron. Gracias infinitas a las profesoras, el Seprona y La Huella Roja

Hace unos días un grupo de menores torturó al burrito Capitán en Almería. No contentos con la masacre, quedaron para rematarlo. Gracias a la intervención de profesoras, Seprona y animalistas de La Huella Roja, Capitán está vivo para contarlo.
Su imagen me golpeó en el FB. Su cuerpo inerte marrón barro tirado no esperando ya nada más que la muerte. Para qué vivir, cuánto dolor y cuántos golpes. ¿Por qué?
No me di cuenta de la presencia de mi hijo, de 29 meses, hasta que lo oí. "Está tiste". "Sí, unos niños malos le han hecho daño", intenté explicarle lo inexplicable. "No, niños malos no, ta bien e burito", repetía una y otra vez, incapaz de comprender que un niño, como él, como su hermano, pudiese golpear así a un animal. Para él son sus mejores amigos, le encantan, son todos buenos, con ellos comparte juguetes y comida, lametazos y caricias. Lo tranquilicé. "Capitán está bien, ya está contento, lo están cuidando".
Esa noche se despertó llorando. Una pesadilla. Como la que había padecido Capitán. A la mañana siguiente, lo primero que hizo fue preguntar por él, quería verlo. Por suerte, estaba mejor, ya daba unos vacilantes pasitos y mordisqueaba una zanahoria. "Niños malos pegan burito", me dijo triste. "Sí, pero ya está bien, ya está con gente buena que lo cuida. Mira, le gustan las zanahorias". "A mí tamién", exclamó. "Pues cuando lo veas os podéis comer juntos una zanahoria". "Y jugá a coches". "Sí, hijo, jugar a coches".

Capitán, recuperándose comiendo zanahorias

Me conmueve su inocencia y me enorgullece la relación que tiene con los animales, cómo los respeta y los quiere.
¿Qué siente la madre de un niño capaz de torturar hasta la muerte? No, no solo es un burro. Es que su hijo se ha cruzado con un ser indefenso y le ha parecido divertido apalearlo y violarlo y, en frío, volver para matarlo. El problema no es el burro, mañana cualquiera de nosotros, es que su hijo es un maltratador. ¿Mañana serán acaso los hijos de su hijo los que estén en el lugar de Capitán? ¿Quizás ella misma? No, no es un juego de niños. Hay que tomar medidas contra la violencia. Contra toda. Madre, aún estás a tiempo. Ojalá algún día puedas sentir el mismo orgullo que yo cuando tu hijo demuestre amor del puro, de ese que no entiende de especies.
Capitán, te abrazamos grande, amigo.

Mi hijo, saludando a una burrita

viernes, 23 de mayo de 2014

Animales de usar y tirar

Charol en su actual casa de acogida

Charol es hija de una bóxer que se cruzó con quien no debía... O eso le pareció a sus dueños. Los cachorros mestizos no se venden y dan gastos... Mucho mejor deshacerse del problema. Por suerte, en la clínica veterinaria se negaron a eutanasiar (menudo eufemismo) a esos nueve recién nacidos. Llegaron muy débiles y solo cinco sobrevivieron a la ausencia de madre, a la leche de bote. Justo a los dos meses, Charol fue adoptada. Al año y poco la devolvieron.
Teca y Castor nacieron en la calle. Su madre, perra de caza abandonada, sacó adelante una camada de seis. Pasaron hambre, pulgas y sarna. A los dos meses y medio, ya recuperados, fueron adoptados. A Castor lo devolvieron al poco. A Teca siete meses después.
¿Por qué?
Hacemos una entrevista previa a los adoptantes, dos o más personas para que la responsabilidad no recaiga solo en un entrevistador. Se les informa, se les pregunta. Se les entrega un animal sano, con desparasitaciones y vacunas al día. Con microchip y fecha aproximada de esterilización, caso de adoptar un cachorro. Firman un contrato que les compromete a un seguimiento y a nosotros a recoger al animal si por alguna circunstancia no pueden/quieren seguir teniéndolo.


Castor no lo pasó bien las semanas siguientes a su devolución

Los adoptantes comprenden y aceptan la responsabilidad que supone hacerse cargo de un animal. Pero algo falla, algo que va más allá de firmar un contrato, algo de base, de educación. Si busco piso y en el que me gusta no aceptan animales... lo devuelvo. Si me cuesta conseguir que el cachorro haga pis fuera de casa... lo devuelvo. Si no es lo que yo esperaba... también lo devuelvo. Y gracias que firmamos esa cláusula. No quiero ni pensar que pudiesen acabar en una perrera o peor...
Falta conciencia. Falta asimilar que un animal es un miembro de la familia, que lo escogemos nosotros y que debemos responsabilizarnos siempre, aunque enferme o ladre o me den la baja por depresión. Yo puedo cambiar la realidad, él no, no tiene elección, solo sabe que nos quiere por encima de todo y para siempre. Porque es cierto que él nunca lo haría. Y nadie dijo que fuese fácil, hay que tener paciencia, hay que esforzarse, porque les pedimos que vivan en un mundo de humanos, hay que querer. Y, quizás, ese sea el problema, no vivimos en una cultura que valore el esfuerzo. Al contrario. Cultura desechable. Animales de usar y tirar.
Lo que no ven los ex-adoptantes, esos que se van con la conciencia tranquila, es a Charol, que se pasa una semana sin probar bocado, preguntándose dónde está su manada. No le cuentan las costillas a Castor, que pasa días tumbado en el mismo sitio, la mirada perdida, esperando. Tampoco van a ver a Teca, cuando sus ojos me interroguen y yo no sepa qué decirle...

Teca, la devuelven tras siete meses de adopción

Por favor, si algún día quieres devolverme un animal, ahórrate las explicaciones. No me sirven las excusas, salvo que te hayas muerto pero, en ese caso, no creo que me llames tú. Dáselas a tu perro porque, mientras te autojustificas, no te escucho, solo pienso en buscarle un hogar de verdad al animal que tú ya no quieres.

martes, 20 de mayo de 2014

Los chicos de la campaña

Llevamos casi un mes pidiéndote ayuda para esterilizar a cuatro perros, León, Caracas, WiFi y Castor. Estos perros viven, junto a otros seis, en un lugar sin jaulas ni cadenas, donde tienen libertad para correr, pasear, ir al río, al monte... Para mantenerlos en este paraíso canino es imprescindible que estén esterilizados, pues no podemos arriesgarnos a que escapen en busca de hembras en celo. Nuestro Limón, podenco abandonado, llegó gravemente herido en una pelea con otros perros. Desde que está esterilizado, está feliz aquí. Lo mismo queremos para este cuarteto de muchachos, mientras esperan a sus familias definitivas, pues los cuatro están en adopción. Os los presentamos para que os animéis a ayudarles, desde solo un euro.
http://patasarribaprote.blogspot.com.es/p/blog-page_7016.html

Yita, Castor y Caracas, el día de su llegada

Hace unos meses nos llamaron porque en un pueblo cercano había una perra recién parida acusada de morder a una mujer. Tenían que evacuarla y acabaron todos aquí, madre y cinco cachorros. Nunca habíamos visto tal cantidad de pulgas... Tras la desparasitación interna y externa, observamos que se rascaban, que el prurito iba a más y aparecían calvas y lesiones en la piel de los cachorros.

León fue el más afectado, llegó a perder la práctica totalidad del pelo. Aquí, al inicio del prurito



Aunque no llegamos a aislar al parásito en las muestras analizadas, el diagnóstico fue sarna. El tratamiento, que duró semanas, nos hizo retrasar las vacunas. Durante este tiempo permanecieron encerrados en un patio. Su madre, ya esterilizada, se había vuelto al pueblo del que la recogimos. Pero nos volvieron a llamar. Un vecino indeseable le disparaba. La trajimos, pero volvía al dichoso pueblo una y otra vez, no solo ella, se llevaba también a los cachorros. Madraza. No nos quedó más remedio que encerrarla, hasta que le encontramos otra casa de acogida.

En uno de los paseos con mamá Yita, Lupa, Ray, Morgue, Charol, Laika, Caracas, WiFi y Castor

Poco a poco se fueron integrando en la manada. Una hermana fue adoptada, Castor también pero nos lo devolvieron. Le costó, no fue muy bien recibido por sus hermanos. Pasó unas semanas triste, incluso adelgazó, pero acabó haciéndose amigo de WiFi, Limón y Morgue, con los que pasa bastante tiempo.

WiFi, Morgue y Castor, León es el que se marcha con su amigo Ray
WiFi fue una sorpresa. Apareció en la puerta de casa con otro perro negro, tipo pequinés. Llevaban collar y pensamos que estarían siguiendo el rastro de alguna perra en celo. Nos extrañó que la manada les dejase estar allí. Al día siguiente, el perrín negro no estaba, pero WiFi sí. Y resultó no ser de nadie, y se quedó, aunque le gusta visitar los pueblos vecinos. No entendemos su abandono, es un perro estupendo, joven y pequeño. Estaba cuidado y alimentado. Clavado al de la lotería.

La primera foto que le hicimos a WiFi

Gracias a la campaña de esterilización, León ya está operado. WiFi, Castor y Caracas esperan tu ayuda. Tenemos esta semana para recaudar el dinero que les falta. Desde solo 1 euro colaboras y mejoras su vida. No les falles, se lo merecen.

Caracas te espera


viernes, 16 de mayo de 2014

Los felices gatos de la calle

Hace no mucho tiempo, la concejala de Medio Ambiente de la ciudad de Vigo, de cuyo nombre no quiero ni acordarme, hizo unas polémicas declaraciones sobre los gatos de la calle, a fin de justificar la ineptitud de su gobierno con respecto a este tema. "Si yo fuera gato querría aire", dijo.                 
(http://www.lavozdegalicia.es/vigo/2010/09/22/0003_8740012.htm).

El problema no es la opinión aislada de este personaje, "los gatos están bien en la calle" es una máxima extendida que pretende justificar el mirar para otro lado. Los gatos tienen suficientes capacidades para buscarse la vida, sí, pero los hemos domesticado, hemos creado un mundo a nuestra medida donde es difícil que un gato sea feliz en la calle. Entre maltratadores, autopistas o venenos. Ahora son nuestra responsabilidad.
Las camadas de gatitos tirados a los contenedores, metidos en bolsas de plástico en cualquier camino, condenados a morir de hambre en cualquier monte, no quieren aire, no, buscan desesperados a una madre que no va a volver.

Romita, Lúa, Virunga y Elfo, arrojados a un contenedor. Por suerte, sobrevivieron.


Coles no quería aire, no, lanzado de un coche en plena calle, con una pata rota, lleno de hambre, deshidratación y parásitos.
Coles, extremadamente delgado, la barriga hinchada llena de parásitos. Estaba muerto de hambre. Se recuperó y fue adoptado.

Mariña no quería aire, tampoco, estaba enferma, mucho, no veía. Llegamos tarde, perdió un ojito.

Así llegó. Por suerte se salvó y fue adoptada.

Loui tampoco quería aire, no, le bastaba con que alguien acogiese su cansado cuerpecito. Estaba ciego y enfermo. ¿Durante cuánto tiempo se deterioró ante la mirada indiferente de todos? Algunos llegan para vivir, otros para morir. Loui no sobrevivió.

Loui, eras un ángel

A Sorte el aire le daba igual, solo quería resucitar a sus crías asesinadas. Con leche en las mamas, ellas no volvían...

Sorte en una revisión veterinaria. Hoy es una gata felizmente adoptada

El aire tampoco le importaba a Nero, ni a Tigris, Rois, Vilar, Samos, Rousa, Su, Cristovo, Pequeno, OjoPocho, Margot, Cósima, Miranda... y una lista interminable de animales enfermos, atropellados, maltratados, pateados, intoxicados, abandonados...
Sin tu ayuda, ellos no pueden. No, definitivamente, si tú fueras gato no querrías aire.

martes, 13 de mayo de 2014

Recogiendo gatos de la calle

Por desgracia, no es raro que nos encontremos con gatos abandonados.
Salvo que se trate de una cría, tenemos que acercarlo a una clínica veterinaria para averiguar si tiene o no microchip. Este dispositivo es obligatorio tanto para perros como para gatos.

Si tenemos otros gatos en casa, debemos tener en cuenta una serie de consideraciones:

Por una convivencia segura, Romita y Guizos

En primer lugar, debemos aislar al nuevo, ya que no sabemos cuál es su estado sanitario.
Lógicamente si no nos encontramos ante una urgencia, lo prioritario es desparasitarlo interna y externamente. Para ello necesitamos conocer su peso y aplicar un producto adecuado. Si tenemos dudas, consultamos con el veterinario, pues hay en el mercado distintos tipos de desparasitadores (pastillas, pipetas, pastas, jarabes...). El profesional puede indicarnos el idóneo para nuestras circunstancias.

Aunque el gato esté sano y ya libre de parásitos, debemos mantener el aislamiento hasta que tengamos los resultados del test de inmunodeficiencia y leucemia felinas. Esta prueba se realiza con una muestra de sangre. En el momento, como un test de embarazo, nos indica si el gato es positivo a estas enfermedades víricas. Positivo quiere decir portador, esto es, potencialmente contagioso para otros gatos. La inmunodeficiencia se transmite por intercambio de sangre (mordiscos, arañazos). La leucemia, en cambio, por saliva (lametazos, bebederos). El test se realiza alrededor de los 5 meses de edad, pues con anterioridad puede dar resultados erróneos. Por lo tanto, si el gato que recogemos es menor, habrá que mantenerlo aislado. Estas enfermedades son específicas de gatos, no contagiosas, por tanto, ni a perros ni a humanos.

Frecuentemente los recogidos presentan rinotraqueítis, que se manifiesta, de manera característica, por secreciones nasales y oculares. Salvo que encontremos al animal en una fase de infección avanzada, tiene buen pronóstico, pero necesita tratamiento veterinario. De nuevo, es contagiosa para otros gatos, pero no para humanos ni perros.

Acua y Cloe, recogidas con rinotraqueítis

Especialmente si el recogido es un gatito, es recomendable vacunarlo. Incluso en los zapatos podemos llevar a casa virus potencialmente mortales. En este caso, más vale prevenir.

También recomendamos la esterilización. Ten en cuenta que un macho recién castrado todavía puede dejar embarazada a una gata en las semanas siguientes a la intervención. Lo ideal es que los animales que tengas estén esterilizados, pues es la mejor opción para su salud.

Cuando por fin llega la hora de las presentaciones, en Patas Arriba tenemos mucha suerte. Dejamos al recién llegado en un transportín con la puerta abierta. Tigris entra, se sienta a su lado y, a saber lo que le dice, el caso es que el nuevo sale y se adapta perfectamente.
Como no tienes a Tigris en casa, el mejor consejo es la paciencia. Puedes tener suerte y que se acepten desde el primer momento, pero no tiene por qué ser así. La recomendación es ir presentándolos poco a poco. Puedes intercambiar camas, juguetes o comederos, para que los olores les vayan sonando.
Otra opción es permitirles que se vean o huelan sin dejarlos todavía juntos. Por ejemplo, si tienes una puerta de cristal o simplemente entornando una para que puedan juntar hocicos de un lado a otro. Esto te permite calibrar su reacción y decidir en qué momento abres la puerta.
Al principio, obsérvalos, déjalos interaccionar a su aire. Es normal alguna persecución, algún bufido o incluso manotazo. No intervengas, salvo agresión grave, están comunicándose entre ellos.
Si se produce un enfrentamiento importante, ten cuidado a la hora de separarlos. En esos momentos podrían llegar a atacarte. Si no te ves seguro, prueba a echarles un poco de agua, directamente o con spray. Eso los suele separar. En estos casos, vuelve a aislarlos y comienza las presentaciones desde cero. La hostilidad no tiene por qué ser definitiva.
En el mercado venden feromonas que pueden ayudar a las adaptaciones, también en caso de mudanzas o cambios importantes, pero lo cierto es que no siempre funcionan. Lo que sí nos ha servido han sido las Flores de Bach, aunque los estudios no les dan más efectividad que el placebo.

Tigris, el jefe de protocolo de Patas Arriba, en un descano de sus obligaciones, con Dino. También le gustan los perros

Tantas precauciones pueden desanimar a la hora de recoger a un gato abandonado, pero son las necesarias para la seguridad de todos. Además, si no queremos quedarnos con el nuevo, sino solo cuidarlo hasta encontrarle un hogar definitivo, podemos dirigirnos a una protectora de confianza para que nos asesore y ayude.

No mires a otro lado. Nadie lo va a hacer por ti.