viernes, 23 de mayo de 2014

Animales de usar y tirar

Charol en su actual casa de acogida

Charol es hija de una bóxer que se cruzó con quien no debía... O eso le pareció a sus dueños. Los cachorros mestizos no se venden y dan gastos... Mucho mejor deshacerse del problema. Por suerte, en la clínica veterinaria se negaron a eutanasiar (menudo eufemismo) a esos nueve recién nacidos. Llegaron muy débiles y solo cinco sobrevivieron a la ausencia de madre, a la leche de bote. Justo a los dos meses, Charol fue adoptada. Al año y poco la devolvieron.
Teca y Castor nacieron en la calle. Su madre, perra de caza abandonada, sacó adelante una camada de seis. Pasaron hambre, pulgas y sarna. A los dos meses y medio, ya recuperados, fueron adoptados. A Castor lo devolvieron al poco. A Teca siete meses después.
¿Por qué?
Hacemos una entrevista previa a los adoptantes, dos o más personas para que la responsabilidad no recaiga solo en un entrevistador. Se les informa, se les pregunta. Se les entrega un animal sano, con desparasitaciones y vacunas al día. Con microchip y fecha aproximada de esterilización, caso de adoptar un cachorro. Firman un contrato que les compromete a un seguimiento y a nosotros a recoger al animal si por alguna circunstancia no pueden/quieren seguir teniéndolo.


Castor no lo pasó bien las semanas siguientes a su devolución

Los adoptantes comprenden y aceptan la responsabilidad que supone hacerse cargo de un animal. Pero algo falla, algo que va más allá de firmar un contrato, algo de base, de educación. Si busco piso y en el que me gusta no aceptan animales... lo devuelvo. Si me cuesta conseguir que el cachorro haga pis fuera de casa... lo devuelvo. Si no es lo que yo esperaba... también lo devuelvo. Y gracias que firmamos esa cláusula. No quiero ni pensar que pudiesen acabar en una perrera o peor...
Falta conciencia. Falta asimilar que un animal es un miembro de la familia, que lo escogemos nosotros y que debemos responsabilizarnos siempre, aunque enferme o ladre o me den la baja por depresión. Yo puedo cambiar la realidad, él no, no tiene elección, solo sabe que nos quiere por encima de todo y para siempre. Porque es cierto que él nunca lo haría. Y nadie dijo que fuese fácil, hay que tener paciencia, hay que esforzarse, porque les pedimos que vivan en un mundo de humanos, hay que querer. Y, quizás, ese sea el problema, no vivimos en una cultura que valore el esfuerzo. Al contrario. Cultura desechable. Animales de usar y tirar.
Lo que no ven los ex-adoptantes, esos que se van con la conciencia tranquila, es a Charol, que se pasa una semana sin probar bocado, preguntándose dónde está su manada. No le cuentan las costillas a Castor, que pasa días tumbado en el mismo sitio, la mirada perdida, esperando. Tampoco van a ver a Teca, cuando sus ojos me interroguen y yo no sepa qué decirle...

Teca, la devuelven tras siete meses de adopción

Por favor, si algún día quieres devolverme un animal, ahórrate las explicaciones. No me sirven las excusas, salvo que te hayas muerto pero, en ese caso, no creo que me llames tú. Dáselas a tu perro porque, mientras te autojustificas, no te escucho, solo pienso en buscarle un hogar de verdad al animal que tú ya no quieres.

No hay comentarios:

Publicar un comentario